Carta al editor

La Medicina y la Prensa

Medicine & the Press

 

Javier Díaz Ferrer1

1. Médico Gastroenterólogo -Hepatólogo.


Sr. Editor. Hace algunos meses leía con interés, en una revista médica de Barcelona, el abordaje al tema del periodismo científico y en particular, la relación entre la Medicina y la prensa.

Es evidente que con la mejoría económica y social, se incrementa también el interés por los temas de salud, la gente se preocupa por su alimentación, el ejercicio y los estilos de vida saludables; así como también, se informa más en sobre problemas frecuentes por ejemplo, la hipertensión arterial, la diabetes y el cáncer. Es así que la prensa escrita, radial y televisiva busca abordar estos temas con afán, muchas veces publicitario, tratando de ganar audiencia.

Es llamativo el interés que se le ha brindado al manejo de la información científica en otros países como España o Argentina, donde a través de instituciones educativas o universidades, se busca formar especialistas en esta área, con la finalidad de que este tipo de información llegue a las personas de manera clara, objetiva y con la menor distorsión posible.

Las noticias médicas pueden convertirse en una fuente de información muy importante y de difusión de determinados conocimientos que redundan en cambios de conducta y actividades positivas de la población, facilitando el diagnóstico y el tratamiento oportuno. Pero el abordaje incorrecto de estas noticias también puede constituir un problema para el ejercicio de algunas políticas de salud. La responsabilidad del que publica la noticia no puede centrarse solo en el ámbito publicitario y escudarse en la trascripción de la noticia sin adecuadas corroboración y confrontación con todos los protagonista implicados.

Los temas de interés para la prensa son muy variados, desde los nuevos avances en Medicina, las negligencias médicas, los problemas en el sistema de salud o el maltrato en los hospitales. Algunos temas aparecen cada cierto tiempo, como las neumonías, la diabetes, la hepatitis B o C, los trasplantes, el SIDA, las conjuntivitis, etc.

Lamentablemente en nuestro país, todos estos temas están orientados más a impactar que a educar y resultan coyunturales. Tal es el caso del número de muertes por infecciones respiratorias durante las épocas de friaje en Puno, la obesidad y su relación con la comida chatarra o el abordaje repetitivo (fundamentalmente en los noticieros televisivos, de las “negligencias” médicas, término que muchas veces el periodista utiliza sin documentación previa o información de las partes, sin diferenciarla en algunos casos de impericia o de la complicación natural y esperada del ejercicio médico. La difusión de estas noticias no afecta sólo al médico implicado sino a todo el sistema sanitario, que ve como día a día crece la desconfianza y la inseguridad, mellando las relaciones que en todo momento deben ser cordiales entre el médico y su paciente.

Si quisiéramos mejorar esto, ¿quién debe dar la noticia entonces?: ¿un médico con vocación periodística o un periodista con formación médica?

Probablemente cualquiera de los dos, o quizá ambos; lo más importante sería que quien lo haga, lo haga bien.

Como habíamos mencionado anteriormente las noticias científicas de hoy en día requieren periodistas especializados lo mismo que los dedicados a los deportes, la economía o los espectáculos. En esta área países como Argentina o España, nos llevan muchos años de ventaja y por ejemplo una Universidad de Barcelona ofrece una maestría en periodismo científico, dirigida a médicos o periodistas interesados en tocar estas noticias. El objetivo primordial seguramente será formar profesionales con la capacidad de autocensurarse, evitando los grandes titulares sensacionalistas o la primicia y dar atención a noticias más relevantes y confrontadas, utilizar los términos correctos, no dar a la noticia un tinte muy técnico e incomprensible, ni muy ligero y trivial que pase desapercibido.

Lo fundamental es comprender que, además de ser fuente de información directa para el público, el periodismo especializado es también fuente para los médicos, las autoridades regulatorias y hasta los propios expertos.

Es por esta razón que los grandes laboratorios buscan muchas veces utilizar a periodistas en sus tácticas publicitarias y promocionales. Son diversas las actividades de marketing, prensa y relaciones públicas a través de las cuales las empresas farmacéuticas buscan influir sobre los periodistas. Algunas coinciden con las actividades dirigidas a médicos o impactan a su vez sobre estos actores. Avisos comerciales con aspecto de nota periodística y suplementos especiales (muchas veces pagadas también por los interesados: médicos- empresarios, que solo enfocan el lado que les conviene mostrar) se pueden ver con frecuencia en algunos periódicos. ¿No deberíamos los consumidores de estas noticias saber a través de una nota adjunta que se trata de un espacio publicitario pagado y por tanto con sesgo de información?, así los medios dejarían clara su posición editorial.

Finalmente, ¿qué idea tenemos los médicos de los periodistas que informan sobre temas de Medicina? Por lo general nos burlamos o indignamos frente al trato que dan a la información en la mayoría de diarios, pero ¿acaso estamos dispuestos a ayudar o brindar información adicional?, ¿qué opinión tienen los periodistas de los médicos?, ¿entienden su trabajo?, ¿quieren trabajar con médicos independientes y pedir su colaboración en terminologías?, ¿qué rol tiene el Colegio Médico en acercar a las partes?, son preguntas con respuestas pendientes.

En conclusión, el periodista científico es un factor importante para la adecuada comunicación, debe no sólo informar con veracidad y responsabilidad las noticias médicas y científicas, confrontando las partes y analizando las posibles consecuencias, no solo debe encargarse de denunciar los problemas de salud que se puedan generar en la población o en el individuo, sino que tiene que trasmitir de manera clara y concisa los nuevos conocimientos médicos con la ayuda de gente informada en el tema, debe generar su especialización y su espacio como lo han ganado el deporte o los espectáculos.

Sin embargo, el periodismo científico no puede limitarse a ser simplemente una caja de resonancia de los adelantos o descubrimientos científicos sino que debe fomentar espacios de reflexión, corrientes de opinión y debate en torno a los temas de ciencia y tecnología además de la discusión de políticas nacionales o locales. Es necesario que cada uno de los estamentos involucrados: periodistas, científicos y entidades científicas tomen conciencia del papel que pueden jugar en la elaboración de una estrategia de comunicación que, superando recelos y desconfianzas mutuas, contribuya a la difusión y popularización de la ciencia.

El médico o el científico deben saber que el periodista tiene algunas limitaciones como puede ser su línea editorial o el espacio reducido para sus publicaciones. Por su parte, el periodista debe saber reconocer sus limitaciones; si no entiende la explicación científica, debe pedir que se la expliquen de una forma más sencilla y las veces que sean necesarias hasta asegurarse que comprendió cabalmente el concepto; asimismo, debe señalar claramente lo que espera de la entrevista, para evitar malos entendidos. Debemos tener información clara en relación a los publirreportajes y sus objetivos, dejando siempre en claro que se tratan de notas contratadas, si fuese el caso.

En nuestra región y en particular en nuestro país, se ha considerado que nos quedan 3 desafíos: conocer, educar y difundir. Los médicos no hemos podido hacer saber ni dar a conocer a la población, que nuestra labor va mas allá de la atención directa a nuestro paciente y que el trabajo científico, que se plasma muchas veces en publicaciones nacionales o internacionales, contribuye finalmente en la mejora de la salud de la población y entender que el trabajo médico puede y debe ir mas allá de la atención directa a los pacientes; sin investigación científica hoy no existirían tratamientos presentes ni futuros.

Es necesario comprender que conocer a fondo una realidad no garantiza saber comunicarla del mejor modo. Por lo tanto, la divulgación científica exige preparación y técnica; es decir, estudio de las materias científicas y desarrollo de las destrezas comunicativas.

Desgraciadamente hasta el momento en nuestro país, ni periodistas ni médicos hemos logrado ser los mejores divulgadores de la información científica y deberíamos empezar a recorrer el camino para lograrlo. Es en este contexto y en esta realidad que un ente como el Colegio Médico, debería contribuir en organizar foros dirigidos a la capacitación permanente en el manejo de la información científica y de esta manera ir venciendo los recelos que existen entre médicos y periodistas.

 

CORRESPONDENCIA

Javier Díaz Ferrer

jodf13@hotmail.com